Yo quisiera ser el mismo que ayer en mi pueblo fuera. Pastor, arriero, gañan, revuelto con gente buena, con gente que habla al vecino como se trata al hermano.
Casta de nobleza humana, sólo florece en el campo, ahí lo que a mi me duele también lo siente el vecino.
Siempre se tiene un hermano, cuando se tiene un amigo. Es tan buena ahí la gente, tan sin malicia, ni envidia, que pan le da lo que tiene al forastero con vida.
Pero también es severa cuándo en el alma es herida, no tolera la soberbia, ni perdona la mentira, nunca echa por la ventana la casa si tiene fiesta, cuando hay vino toma vino cuando no hay vino agua fresca.
Entre esa gente sencilla que mientras labora sueña y que el día menos pensado descansa bajo la tierra, quisiera pasar los días sin que la vida se fuera.
Autor anónimo